Miedos y ansiedades infantiles

Cosas que marchan de la noche a la otra. La destrucción de la preexistencia de la señorita Muffet. La persevera reprimenda de un pedagogo. Pero que poseen todos ellos en común, son todas las angustias y temores característicos de la infancia. No existe nada para qué un niño se preocupe demasiado. Pero trata de expresarle eso a tu hijo. Como padre o madre, logra hacer una gran diferencia en la manera en que su hijo opera preocupaciones habituales como estas. Aquí hay ciertas ideas que logran ayudar.

No toda la aprensión es mala. De hecho, un poco de miedo funciona como un documento de seguro. Sin tener miedo, nos arrojábamos de cabeza a las cosas que no corresponderíamos, expresa el experto Tamar E. Chansky, PhD, escritor de Liberar a su hijo de la angustia. Chansky igualmente es administrador del Centro infantil para el TOC y la angustia en Plymouth Meeting, Pa. Tener algo de miedo es de naturaleza progresiva, expresa Chansky. Por ejemplo, numerosos niños, y adultos, prolongan temiendo cosas fuera de su práctica. Sus juicios están relacionados para resguardarlos de las culebras, por ejemplo, a pesar de que el individuo promedio rara vez se halla con una culebra venenosa o no.

Ansiedades y miedos frecuentes de la infancia

El panorama de angustia de su hijo se modifica con el tiempo. Estas son ciertas de las angustias infantiles más habituales que él o ella posiblemente experimentará en variadas etapas de desarrollo.

Es normal que los niños posean miedos

Si, es muy normal que los niños se sientan espantados algunas veces. El miedo es una agitación que logra ayudar a los niños a ser reservados. Las cosas nuevas, grandiosas, escandalosas o diferentes logran dar miedo al principio. Los padres logran auxiliar a los niños a sentirse seguros e instruirse a sentirse más cómodos.

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¿De qué tienen miedo los niños?

Los niños suelen sentir miedo a las permutaciones a medida que se desarrollan. Ciertos temores son habituales y estándares a ciertas edades.

Por ejemplo: Los bebés suelen sentir una angustia extraña. Cuando los bebés poseen entre 8 y 9 meses de edad, logran reconocer las caras de los individuos que conocen. Es por eso que los rostros nuevos logran parecerles espantosos, inclusive una nueva niñera o pariente.

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