Cada año, alrededor de 23 millones de niñas entre los 15 a 19 años y 3 millones de niñas menores de 15 años salen embarazadas en territorios en desarrollo. Alrededor de 17 millones de niñas de 15 a 19 años y 3 millones de niñas menores de 16 años dan a luz en territorios en desarrollo. La regulación global de nacimientos en adolescentes se ha reducido de 60 nacimientos por cada 1000 mujeres en el año 1990 a 46 nacimientos por cada 1000 mujeres en el año 2015. A pesar de este avance usual, debido a que la urbe mundial de adolescentes sigue progresando, las influencias muestran que el número de embarazos de adolescentes se desarrollará a nivel mundial para el año 2030, con las mayores ampliaciones proporcionales en África occidental y central y en África oriental y gran parte meridional.
Igualmente, las diferencias provincias revelan un adelanto desigual, donde las tasas de población en adolescentes se transforman de 118 nacimientos por 1000 mujeres en África occidental a 68 nacimientos por 1000 mujeres en gran parte de América Latina y en la zona del Caribe a 47 nacimientos por 1000 mujeres en la zona de Asia sudoriental, a baja de 8 nacimientos por cada 1000 mujeres en gran parte de Asia oriental. Igualmente existen hasta cuatro veces más embarazos de adolescentes en urbes rurales e indígenas que en urbes urbanas.
Los embarazos de adolescentes son una dificultad mundial que sucede en naciones de ingresos altos, medios y bajos. En todo el planeta, es más factible que los embarazos de adolescentes sucedan en colectividades marginadas, frecuentemente inducidas por la pobreza y la falta de instrucción y conformidades de empleo.
Para varios adolescentes, el embarazo y el parto son creados y anhelados. En varios contextos, las niñas logran enfrentar la presión social para enlazarse y, una vez casadas, deben tener hijos. Cada año, aproximadamente de 17 millones de niñas se casan antes de cumplir los 18 años, y el 91% de los nacimientos de niñas se dan entre los 15 a 19 años suceden dentro del matrimonio.
Los adolescentes afrontan barreras para consentir a la anticoncepción, incluyendo las leyes y políticas prohibitivas con relación al suministro de anticonceptivos según la edad o el estado civil.
