En plena planificación del curso escolar son muchas las familias que están buscando opciones extraescolares que potencien el desarrollo de skills diferentes a las que ofrecen los centros educativos.
El impacto positivo que tienen las actividades artísticas en la infancia en los campos cognitivos, emocionales y sociales de los niños está más que demostrado.
“Las disciplinas artísticas, como la pintura, la escultura y la acuarela, ofrecen oportunidades únicas para que los niños exploren su creatividad y expresen sus emociones mientras adquieren habilidades valiosas. De hecho, son nuevos lenguajes de comunicación” explica Ángela Fidalgo.
5 razones por las que incluir el arte en la formación
- Estimulación de la creatividad: Participar en actividades artísticas fomenta la creatividad y la imaginación de los niños. Pintar, esculpir o trabajar con acuarelas les permite desarrollar su pensamiento divergente, es decir, la capacidad de generar múltiples ideas y soluciones a problemas o volcar en una imagen algo que se ha creado en su cabeza.
- Mejora de la motricidad fina: Trabajar con materiales artísticos, como pinceles, arcilla o lápices, implica el desarrollo de la motricidad fina. Estas habilidades son esenciales para el posterior desarrollo de la escritura y otras tareas que requieren precisión manual.
- Fomento de la autoexpresión: El arte proporciona a los niños una forma de expresar sus emociones y pensamientos de manera no verbal. Esto puede ser especialmente beneficioso para aquellos niños que tienen dificultades para comunicarse a través de palabras o que, por timidez o falta de comprensión aún, no son capaces de verbalizar lo que sienten.
- Aumento de la autoestima: Al permitir que los niños se expresen artísticamente y ver sus propias creaciones, se fomenta la autoestima y la confianza en sí mismos. Sentirse orgulloso de su trabajo les brinda una sensación de logro y satisfacción. Además, libera tensiones y reduce el estrés por ser algo que no tiene normas estrictas.
- Desarrollo de habilidades sociales: Las actividades artísticas, especialmente cuando se realizan en grupo, promueven la interacción social y la colaboración. Pero, sobre todo, fomenta la escucha y empatía al explicar al resto lo que han querido plasmar. Los niños aprenden a compartir ideas, trabajar juntos en proyectos y respetar las opiniones de los demás.